Educar en y para el conflicto


La escuela, el instituto, en general el entorno educativo es para las personas pertenecientes a nuestro ámbito sociocultural un gran marco de socialización y de aprendizaje. Nuestra gran opción educativa es la escuela inclusiva, a la que todos y todas nos sentimos pertenecientes. Este marco de pertenencia nos brinda espacios para compartir, aprender y relacionarnos para que cada uno de nosotros y nosotras nos vayamos construyendo desde opciones personales. Por tanto, la escuela inclusiva es el gran marco de interrelaciones de personas diversas.  Y es en este marco de interrelaciones entre personas diversas, con intereses distintos, con opiniones  diferentes,… donde puede darse el conflicto. 

El conflicto es algo inherente a las relaciones humanas, por eso aprender a colaborar en su resolución, en  la escuela y fuera de ella, será algo básico. Cuando surge un conflicto en el centro educativo, es conveniente abordarlo sin dejar pasar un tiempo excesivo, ya que puede y debe convertirse en una oportunidad de aprendizaje, analizando las distintas posturas y necesidades de las partes enfrentadas y acordando entre ellas propuestas de soluciones justas y reparadoras

Si el conflicto se resuelve de una manera constructiva, además de hacer sentir más a gusto a las partes enfrentadas, les dará más capacidades para que puedan solucionar otras situaciones conflictivas que les puedan ocurrir en el futuro: al haber trabajado actitudes y estrategias de resolución de conflictos, serán más competentes cuando tengan que volver a ponerlas en marcha.